12 ene 2011

Sobre el Amor y la Muerte - Émile Zola



Antes de empezar, quiero agradecer a mademoiselle Lu por prestarme este maravilloso librito.

Leer a Zola siempre es bello e inquietante, este libro no es la excepción. En realidad se trata de dos textos separados, publicados independientemente en su momento, que ahora los editores, muy sabiamente, decidieron juntar en una sola publicación.

El librito, que apenas sobrepasa el centenar de páginas, está dividido en dos partes: "Cómo nos casamos" y "Cómo nos morimos". Cada una de ellas está compuesta por un puñado de relatos sobre personas de distintos estratos sociales, y su manera de enfrentar dos de los principales acontecimientos en la vida de cualquier humano: el amor y la muerte.

Desde aquellos que viven en la pobreza más extrema, hasta aquellos que nadan en la abundancia, todos son inspeccionados minuciosamente, sus reacciones y sentimientos desmenuzados, y sus intenciones descubiertas. Zola deja una cosa bien clara, tanto para pobres como para ricos, el amor, la muerte, y por lo tanto la vida, supone una sola cosa: un negocio.

Por las páginas del libro desfilan nobles que se casan habiendo visto a su cónyuge sólo un par de veces, y que no les importa vivir alienados de aquella persona con tal de que la unión de las dos fortunas familiares resulte favorable. También hay trabajadores que se pasan la vida luchando por subsistir, y por descubrir si ese sentimiento hacia la persona que está a su lado es en realidad amor, o sólo la comodidad de haber encontrado un socio de negocios ideal.

Están, por otro lado, los inmensamente ricos, que al ver moribundo a algun familiar directo, lloran las lágrimas que exije la sociedad, mientras por dentro hacen cuentas sobre la herencia y planean la manera de destrozar a sus consanguíneos para aprovechar la mayor parte. Finalmente aparece el drama de los pobres que con sólo unas monedas, que no tienen, habrían podido salvar a los hijos queridos, y aquellos que, en la resignación de la miseria extrema, dejan ir a sus familiares calladamente y contentos de que hayan durado fuertes para el trabajo todos esos años.

Pero más allá de los relatos/estudios, creo que lo mejor del libro está en las primeras 6 páginas, donde el autor pone de manifiesto cómo la educación que reciben los hombres y las mujeres hace que crezcan como si fueran dos especies diferentes, sabiendo absolutamente nada uno del otro, y por lo tanto incapaces de comprenderse, aunque hagan un esfuerzo supremo. Seguramente en aquella época esto era mucho más marcado, pero creo que bien puede transportarse este fenómeno a nuestros días, y analizar cómo es que nos vemos los unos a los otros.

En resumen, me quedo con la misma idea con la que me quedo siempre que leo a este señor: No importa dónde estemos, de dónde vengamos ni cuanto tengamos, los humanos somos todos exactamente los mismos.

Siempre me parece increíble cómo uno podría tomar cualquiera de sus relatos, y con algunos cambios menores, podrían ajustarse a la vida de hoy en día. Habrán podido pasar más de 100 años, pero creo que en esencia la humanidad sigue exactamente en el mismo lugar.

Este es definitivamente uno de los textos que me encantaría conseguir en su idioma original, ¿alguna idea de dónde sacarlo? Por cierto que mi cumpleaños ya está cerca, queridos lectores...

Navegando un poco me llevé una gratísima sorpresa al encontrarme el libro electrónico, que por supuesto, les comparto acá.

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